La Rueda de Medicina

La que habla es Gaia, vuestra Madre.

La que habla es cualquier Hija de Gaia,

…cualquiera de vuestras madres.

Soplé mi hombro porque se me había quedado una hoja,
de Otoño prendida.
Ya no podía concederme el lujo de viajar
cargada de equipaje.

Me cubrí de hielo porque la rosa de mi pubis
esperaba anhelante
el anuncio del deshielo.

Desde el fondo de mis huesos Baba Yaga sacó una mano
y rompió el hielo.

Siempre me ha admirado la fuerza de esta «vieja enclenque»

Y del hielo surgió un pelo
cubierto de verde.
Y del pelo surgieron flores.
cubiertas de pétalos.
Y del verde salieron unos árboles cargados de frutos,
repletos de semillas.

Y una vez más la rueda giró y como no,
mi amado me visitó.
Mi Astado del bosque me visitó.
Rugía como un toro y yo…

Temblaba de excitación con su cercanía.
Nos desnudamos bajo la luz de la luna,
como amantes anhelantes,
y los hombres y mujeres encendían las hogueras de Beltane.

Las aguas de mi cuerpo comenzaron a vivificarme
fluían incesantes por mis curvas y carnes.
Me purificaban.
Aguas blancas y rojas que trazaban espirales de vida.
Mi leche colmaba a mis hijos.

Después comencé a ofrecer todos mis frutos
a todas las criaturas que me habitan.
Se nutrieron y colmaron sus despensas.
Pero ya lentamente, debía volver…
a dormir, a menguar, a recogerme.
Y me despojé de nuevo
del exceso de equipaje.

Venía el frío vacío.
Le petit morte.
El orgasmo del final del ciclo.
La barca me esperará,
viajaré al mundo de los muertos,
suspendida en medio de la nada.
Levantando los brazos,
regresaré al abrazo amoroso de mi abuela.

Sofía Gutiérrez.
Mystica de la Diosa