
Los Arquetipos te ocurren
Todas hemos crecido escuchando cuentos e identificándonos más con unos personajes que con otros. ¿Qué hace que algunos nos resulten atrayentes y queramos parecernos a ellos? ¿Qué provoca que otros nos sean ajenos? ¿Podemos elegir lo que queremos ser o nuestra personalidad está predeterminada?
Los arquetipos son los moldes, conjunto de cualidades y características, roles, que determinan el tipo de mujer que eres. Observa a tu madre, tu amiga, tu vecina, ¿Te das cuenta de que todas ellas representan un tipo u otro de mujer? Los arquetipos no están lejos, están ahí mismo, en tu día a día, en ti y en todas las mujeres que te rodean. Vienen determinados por aquellos aspectos, dones y valores, que toman más protagonismo.
Podemos ver a esa madre entregada cuya prioridad es el cuidado. A esa mujer emprendedora que tiene como foco el éxito y las metas profesionales. Reconocemos a la defensora de causas y luchadora por la justicia social o aquella con inquietudes espirituales que valora el recogimiento y la meditación. Son sólo algunos ejemplos.
Cada una de nosotras dispone -al menos potencialmente- de todos los registros, de todos los Arquetipos. Sin embargo, la educación, la cultura en la que crecemos, el sistema familiar, las circunstancias, refuerzan lo “deseable” a través determinados valores, mientras otras cualidades son juzgadas. La narrativa también ha tenido un papel de adoctrinamiento.
De ese modo, vamos fijando una personalidad. Y es de ese modo también, que determinados arquetipos se arrojan la inconsciente personal y colectivo, individual o cultural. Pero nunca desaparecen del todo, sólo permanecen tras del telón. Nosotras mismas ofrecemos un papel protagonista a determinadas voces de nuestro universo personal, mientras que elegimos silenciar otras, en demasiadas ocasiones, de manera inconsciente.
El modelo de Arquetipos que he creado, propicia un equilibrio de todos ellos. Da voz a todas tus facetas. Te permite reconocer qué rol desempeñas habitualmente, ponerle nombre, e identificar qué aspectos reprimidos, te posibilitarían equilibrio. No sentirte desfragmentada, sino habitarte desde la plenitud de encarnar tu completud. Todo yace en ti, pero los arquetipos necesitan de acciones que saquen la luz, a la conciencia, valores que posees y nunca alimentaste. Dones que siempre tuviste y necesitan de un vehículo para manifestarse. Los Arquetipos bien canalizados, cubren necesidades emocionales, intelectuales, motivacionales o espirituales. Mi modelo la Rueda de Ana te guía a través de ellos, para que reconozcas que cada uno, tiene una vinculación con una etapa de la vida, con un ciclo estacional, con alguna de las fases de tu ciclo hormonal y menstrual, y a su vez, está asociado a diferentes esferas de la vida. Cada uno de ellos, enfocado en el área de tu vida donde ese arquetipo es afín o brilla, puede ayudarte a desarrollar tus potencialidades y brindarte equilibrio.
Los principales son: la Musa, La Guerrera, la Amante, la Sacerdotisa, la Nutridora, la Soberana, la Sabia y la Maga. La Rueda de Ana te permite entrar en contacto con todos ellos, potenciarlos y guiarte en la expresión de todos ellos.
Con su propia vida la mujer de hoy en día está creando una nueva Mitología. Están regresando al cine, a la cultura, a la sociedad en general, Arquetipos que a lo largo de la Historia fueron tachados de perversos o condenados como poco apropiados, si una mujer los exteriorizaba. Nos inspiran nuevas historias, los cuentos se reescriben, los personajes han evolucionado y se han ampliado. Aunque también corremos el riesgo de instalarnos en el otro extremo y pretender emular a una heroína perfecta, que es capaz de todo.
Necesitamos narrativas que nos inspiren mujeres reales. Los arquetipos habitan a través de ti, en la medida en que les permitan expresión. Pueden convertirse en el vehículo que te conduce a tu libertad.
Sofía Gutiérrez González.